Este viaje está concebido para descubrir una India insólita y profunda, en la que conviven el lujo más sofisticado y la miseria más absoluta con asombrosos monumentos y un carácter profundamente marcado por valores y conceptos que, desde Alejandro, no han dejado de asombrar a cuantos viajeros pusieron pie en aquellas tierras.
Empezaremos nuestro periplo en Benarés. No hay otra ciudad más singular, vieja y sagrada sobre la faz de la tierra. Mark Twain escribió que Varanasi no sólo era más antigua que la historia, la tradición e incluso la leyenda, sino que las doblaba en edad a las tres juntas. Hace más de dos mil quinientos años Buda ya la eligió para dar a conocer al mundo su Óctuple Sendero en Sarnat, tras alcanzar la iluminación. Pero quizá lo más extraordinario sea el inenarrable espectáculo que se produce cada amanecer en sus ghats, cuando los cientos de miles de peregrinos que llegan cada día a la ciudad se adentran en las aguas del Ganges en un ritual de purificación, que conmueve los corazones.
También tendremos oportunidad de admirar el Taj Mahal, en Agra, el más hermoso monumento al amor jamás construido. Y los impresionantes fuertes y palacios de Jaipur, en Rayastán, y Delhi. Pero sobre todo, nuestro viaje se centrará en la Ciudad de la Alegría y su indescriptible Durga Puya.
Calcuta, la antigua capital colonial británica, es el perfecto epítome de esos contrastes que conforman el tejido social del viejo y maravilloso pueblo hindú. Cuando se viaja por primera vez desde Europa hay que estar preparado para asombrarse ante el lujo y el refinamiento que nos saldrán al paso por doquier, pero también, y sobre todo, para la profunda miseria que impregna las calles de sus ciudades. Lo más notable, sin embargo, lo que desarma y conmueve al viajero más avezado es la alegría que asoma a los ojos de los más desfavorecidos. Si la felicidad de una persona se midiera por su sonrisa, entonces podríamos afirmar que no hay criatura más feliz sobre la faz de la tierra que los niños de Calcuta. Seguramente por eso la vieja capital India es universalmente conocida como la Ciudad de la Alegría.
En esta extraordinaria urbe de contrastes sin cuento vamos a presenciar la celebración más importante del calendario hindú: el Durga Puya, una novena dedicada a enaltecer a la Madre Divina. Bajo los modernos fastos que adornan la celebración subyace la profunda devoción que los hindúes sienten por su diosa madre. Es muy importante calar la universal espiritualidad con que los hindúes entiende la vida. Sólo apreciando esa dimensión espiritual que todo lo impregna, puede uno acercarse al alma de este pueblo.
Quienes dispongan de más tiempo, podrán acercarse también al Delta del Ganges, donde se extiende el Parque Nacional Sunderban, santuario de los tigres reales de Bengala, que recorreremos en chalupas para descubrir su magnífica fauna y flora. Pero antes, habremos rendido visita al ashram donde vivieron y predicaron los universalmente conocidos maestros Ramakrishna y Vivekananda. Y, cómo no, el antiguo hospital donde la Madre Teresa empezó a atender a los desamparados y su orden sigue con su labor caritativa.
Será un placer acompañaros y disfrutar con vosotros de los apasionantes descubrimientos que sin duda nos esperan en esa India quizá menos conocida de los turistas, pero extraordinariamente fascinante.
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